No por ser un hot hatch de prestaciones altamente deportivas deja de ser un auto para el día a día.
Desde la primera generación del Golf, por allá de la década de 1970, Volkswagen decidió crear una versión que sumara deportividad a los atributos con los que fue reconocido este hatchback: confort, eficiencia de combustible, diseño y relación valor-precio.
Fue así que surgió el Golf GTI, el vehículo que no solo se convirtió en el emblema de la deportividad de Volkswagen, sino que también instauró la categoría de los hot hatches, o, dicho de otra manera, los hatchbacks que ofrecen un alto desempeño y un exterior audaz.
El Golf con motor V6
Con esta hegemonía, la versión Gran Turismo Injection se ha hecho presente en cada una de las generaciones existentes del Golf, logrando que sea una de los autos deportivos más vendidos y uno de los más codiciados cuando se trata de un ejemplar con años de antigüedad.
Ante este fervor que siempre ha existido por los Golf de alto desempeño, Volkswagen fue más allá de las prestaciones ya deportivas del GTI creando una versión todavía más extrema de la cuarta generación: el Golf R.
Así, a los pocos años de iniciar el Siglo XXI, el Golf Mk4 vio surgir una variante que se convirtió en una pieza de colección. Reconocido como Golf R32, este hatchback perfeccionó la dinámica conducción por medio de una fórmula que en papel es más poder y una mayor tracción.
Como resultado, el primer Golf R cambió el motor de cuatro cilindros por un V6 de 3.2 litros -de ahí el nombre- e impuso un sistema de tracción integral. Lo que, si es que igual que el GTI, la estética del “Erre” es totalmente discreta.
Golf R Mk8
Naturalmente, esta versión fue todo un éxito, por lo que a partir del Golf Mk4 siempre ha existido una versión R, claro que siempre con las respectivas evoluciones que se hacen presentes en cada generación del hatchback más vendido en el mundo.
Una muestra del progreso que ha tenido el Golf R es que, de surgir con una potencia de 241 hp, ahora lo hace con 315 hp, por medio de cuatro cilindros de 2.0 litros que llegó a sustituir al emblemático 3.2 litros.
Al compararlo con su predecesor, el Golf R Mk8 es superior en varios aspectos. De inicio registra 27 hp más y equipa una serie de tecnologías que pulen la sensación de manejo.
Más allá de ofrecer más potencia, la mayor en la historia del Golf, este hot hatach se siente mucho más plantado al asfalto que antes. Cuando se trata de ir a alta velocidad en caminos virados, este Golf pareciera que va encaminado en rieles o que es guiado por cables desde el techo.
Esta impresión de “ir pegado al piso” que da el Golf R, se debe a que el nuevo sistema de tracción en las cuatro ruedas está a acompañado de una carrocería 20 mm más baja, a las reformas en el sistema de suspensión y la integración del sistema de dinámica de vehículos que controla el bloqueo del diferencial electrónico y la dinámica lateral del sistema de amortiguación adaptativa.
Además de brindar un aplomo absoluto, el sistema de tracción en las cuatro ruedas permite convertir al Golf R en un auto de tracción trasera, ya que, por medio del selector de modos de manejo, se puede enviar el poder a las ruedas traseras, incluso en ciertos momentos hasta el 100 por ciento en una sola llanta del eje posterior.
Con esto es como si se tuvieran dos autos deportivos en uno: por un lado, un vehículo que directo y clavado al asfalto; y por el otro, un hatchback que permite ofrecer un manejo más puro, o bien que permita hacer que el eje trasero derrape y así lograr drifting, algo casi imposible en un auto meramente de tracción integral.
Algo que también hace especial el manejo del Golf R, independiente de la explosividad que ofrece acelerar a fondo y las notas acústicas provenientes del escape, es el modo de manejo configurado para una de las pistas más famosas y demandantes del mundo: Nürburgring Nordschleife.
Una más de las cosas que sorprende del manejo de este Golf, es que, así como es un vehículo altamente deportivo y explosivo -acelera de 0 a 100 km/h entre 4.7 segundos, puede ser un auto del diario, ya que es sumamente cómodo y suave.
No es un auto deportivo en el que se sufra rodar en el día a día, esto por la dureza perpetua de la suspensión, que cuando se le requiere lo es. Lo anterior se debe en gran parte a la suspensión adaptativa que es ajustada en cada uno de los modos de manejo.
Un punto más que caracteriza a este Golf es que es de los pocos modelos deportivos que se ofrecen con caja manual, por lo que la experiencia de manejo es más extraordinaria. Como opción está una automática de doble embrague que cambia el goce de la conducción deportiva autentica por la rapidez y exactitud.
Como es costumbre en el GTI y en el R, el Golf es bastante discreto en su carrocería y en el interior, sin embargo, al comparar uno con otro, es evidente que la versión con 315 hp está acompañada de un kit aerodinámico más agresivo y del distintivo color azul.
De igual forma, el interior sabe equilibrar perfectamente el estilo deportivo con la tecnología y la comodidad. Sí, el volante y los asientos delatan que es un hot hatch autentico, sin embargo, el confort está presente en todo momento.
Por más que se diga que el Golf R lleva años equipando el mismo motor, no se puede negar que no hay necesidad, ya que la cantidad de poder junto las nuevas soluciones enfocadas a permitir un más directo o liberal, si se le puede llamar así a la capacidad de enviar solo a las ruedas traseras, hacen que este auto sea un deportivo por excelencia.
Todo parece indicar que este Golf llegará a México en 2022, después de que haga su arribo también el icónico GTI.